Al final de la ceremonia, en el momento de la bendición final, los ojos de la buena dama se pusieron blancos mientras vibraban cada vez más grandes; su boca gruñó en formas retorcidas, palabras groseras con gemidos.
Al final de la ceremonia, en el momento de la bendición final, los ojos de la buena dama se pusieron blancos mientras vibraban cada vez más grandes; su boca gruñó en formas retorcidas, palabras groseras con gemidos.